«Las mujeres siguen trabajando más horas, por menos salario y en peores puestos de trabajo que los hombres en todos los países del mundo, según un nuevo informe de la OIT en el que se destaca la "grave discriminación en cuanto a oportunidades y condiciones de trabajo que padecen las mujeres".
Aunque las mujeres trabajan más, siguen constituyendo una abrumadora mayoría (70 %) de los más de 1.000 millones de personas que viven en condiciones de pobreza. Además, las tasas de subempleo y desempleo de la mujer son superiores a las de los hombres.
Según la Sra. Lin Lim, economista de la OIT, autora del informe, "la conclusión es que, aunque cada vez es mayor el número de mujeres que trabaja, éstas se limitan en su gran mayoría a engrosar la categoría de los trabajadores desfavorecidos". Lim señala que, a pesar de ciertos avances logrados, sobre todo en los países industrializados, "las actividades económicas de las mujeres siguen centrándose fundamentalmente en formas de empleo precarias caracterizadas por una escasa remuneración y una baja productividad; mientras que los hombres copan los puestos de mayor retribución, las mujeres se encuentran en los peor pagados y ganan únicamente entre un 50 % y un 80 % de lo que ingresan los hombres"».
(Organización Internacional del Trabajo (OIT),
Las mujeres engrosan la categoría de los trabajadores desfavorecidos,
Revista trabajo, no. 17, consultado el 27-07-2010)
Informalidad de la mano de obra femenina
Se puede explicar la incidencia de la informalidad entre las mujeres tomando en cuenta tres factores: en primer lugar, el mayor acceso a la educación aumentó la oferta de
mano de obra femenina. En segundo lugar, la crisis económica de la región depreció los ingresos de las unidades familiares y las mujeres tuvieron que salir a trabajar. Por último, las mujeres integraron el mercado laboral en un período recesivo y por eso debieron encontrar una actividad en la economía informal.
Por esta razón, la Organización Internacional del Trabajo se ha concentrado en estudiar la necesidad de emplear de manera digna a las mujeres, de establecer la igualdad entre los salarios de hombres y mujeres y de entregar instrumentos para que los Estados que admitan estas convenciones puedan ponerlas en práctica.
(adaptado de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
Las mujeres engrosan la categoría de los trabajadores desfavorecidos,
Revista trabajo, no. 17, y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
Convenio sobre igualdad de remuneración, 1951, consultados el 22-06-2009)