Se considera
trabajador formal a aquel trabajador cuyas condiciones de trabajo respetan las normas internacionales y las del país propio. Entre estas condiciones se encuentra el tener un contrato formal, que normalice el trabajo a realizar y el salario a recibir, gozar de beneficios de trabajo como cobertura de salud, seguro de cesantía y derecho a la negociación colectiva. Para considerar un trabajo como formal, además de las condiciones ya mencionadas, el trabajador debe emplearse en una empresa que se encuentre registrada y bien estructurada, es decir, que tenga la capacidad de otorgarle al trabajador un puesto de trabajo determinado con ocupaciones definidas y claras. En mayor o menor medida, el
trabajador formal suele ganar más que el trabajador informal.
El
trabajador formal, generalmente, es considerado dentro de las legislaciones y para hacer los cálculos económicos del país.
(adaptado de Daza, J.,
La inspección del trabajo y la economía informal, Organización Internacional del Trabajo (OIT), consultado el 10-11-2010)